Vivimos pensando que podemos controlar lo que decimos o cómo reaccionamos a lo que nos pasa. Creemos que tenemos el mando de nuestros pensamientos y emociones, pero nos encontramos con actos no deseados o con reacciones desproporcionadas. Sin embargo, muchas veces actuamos de forma automática, mejor dicho, espontánea, con comportamientos que no nos benefician o que quizás, simplemente, no deseábamos realizar y cuyo origen desconocemos, causándonos desconcierto. Y te preguntas: ¿Qué me está pasando?